23 de agosto de 2017
Crédito: Resumen Latinoamericano
La
presente declaración, de fecha 7 de agosto de 2017, fue distribuida
como documento de la Asamblea General de las Naciones Unidas
El
6 de agosto, los Estados Unidos de América urdieron en el Consejo de
Seguridad de las Naciones Unidas la “resolución sobre
sanciones” 2371
(2017), que tiene por objeto bloquear completamente el desarrollo
económico de la República Popular Democrática de Corea y el
mejoramiento de los medios de vida de su población y en la cual los
ensayos de lanzamiento de misiles balísticos intercontinentales
realizados por la República Popular Democrática de Corea se
califican de “amenaza para la paz y la seguridad internacionales”.
A
todos los efectos, esa “resolución sobre sanciones” surge de los
diabólicos intentos de los Estados Unidos por aislar y ahogar a la
República Popular Democrática de Corea, viola su soberanía de
forma flagrante y plantea un claro desafío al país.
El
acceso de la República Popular Democrática de Corea a la fuerza
nuclear más poderosa es una medida justa y legítima de defensa
propia para proteger la soberanía del país y el derecho de la
nación a existir ante los actos despóticos y arbitrarios de los
Estados Unidos, que, durante bastante más de medio siglo, se han
encargado de aplicar una política de hostilidad extrema y plantear
amenazas nucleares contra la República Popular Democrática de
Corea.
La
República Popular Democrática de Corea, con los ensayos de
lanzamiento de misiles balísticos intercontinentales que ha
realizado sucesivamente, envía una severa advertencia a los Estados
Unidos, que, como se encuentran atrincherados al otro lado del
Pacífico, se atreven a llevar a cabo con temeridad peligrosos actos
de provocación militar y una rastrera campaña para imponer
sanciones contra la República Popular Democrática de Corea.
Los
Estados Unidos, en lugar de aceptar la existencia de la República
Popular Democrática de Corea y aprender a coexistir con ella, actúan
cada vez con más desesperación y frenesí. Están tratando de
llevar a la península de Corea al borde de la guerra nuclear
realizando descontroladamente ejercicios con misiles contra la
República Popular Democrática de Corea y desplegando en la
península equipo estratégico a gran escala.
En
este contexto, los Estados Unidos manipularon al Consejo de Seguridad
para que improvisara la “resolución sobre sanciones” más
abyecta de la historia, que incluso prohíbe totalmente actividades
comerciales e intercambios económicos normales, poniendo así de
manifiesto ante el mundo entero la pérfida intención de los Estados
Unidos de aniquilar la ideología y el sistema de la República
Popular Democrática de Corea y exterminar a su población.
Por
otro lado, los Estados Unidos arman un escándalo tras otro sin
pararse a pensar siquiera, pues también han tenido la insolencia de
indicar que supuestamente están considerando la “opción militar”
contra la República Popular Democrática de Corea.
Hay
países en que las ridículas amenazas de los Estados Unidos surten
efecto y hay países que se postran ante sus fanfarronadas.
Los
Estados Unidos, que afirman ser la “única superpotencia mundial”,
y nuestros vecinos, que prácticamente tienen el mismo tamaño que
los Estados Unidos, están armando un gran alboroto, aullándose unos
a otros por el terror que les inspiran los dos insignificantes
ensayos de lanzamiento de misiles balísticos intercontinentales
realizados por la República Popular Democrática de Corea. Su
desesperación no hace sino aumentar nuestro orgullo por el poderío
de nuestro país y refirmar nuestra fe en que el camino elegido es la
única manera de sobrevivir y prosperar.
La
República Popular Democrática de Corea ya ha conseguido todo lo que
necesitaba y todo lo que podría desear tras una ardua lucha bajo el
extremadamente grave régimen de sanciones creado por numerosas
“resoluciones sobre sanciones” de las Naciones Unidas aprobadas a
lo largo de los últimos decenios por instigación de los Estados
Unidos. Es inútil pensar que la República Popular Democrática de
Corea se inmutará en lo más mínimo o cambiará de postura por el
nuevo tipo de sanciones que le han impuesto las fuerzas hostiles.
Los
Estados Unidos podrán realizar actos de provocación a gran escala
contra la República Popular Democrática de Corea en todos los
ámbitos políticos, económicos y militares, pero nada podrá
cambiar la voluntad y la determinación de nuestro ejército y
nuestro pueblo de responder a esas provocaciones adoptando firmes
medidas de represalia.
A
fin de afrontar la grave situación originada por los actos
desesperados de los Estados Unidos y otras fuerzas hostiles, el
Gobierno de la República Popular Democrática de Corea declara
solemnemente lo siguiente.
En
primer lugar, la República Popular Democrática de Corea condena
rotundamente y rechaza en su totalidad la “resolución sobre
sanciones” improvisada por los Estados Unidos y otras fuerzas
hostiles y aprobadas en su contra por el Consejo de Seguridad, que
atenta sin miramiento contra la soberanía del país.
La
República Popular Democrática de Corea está adoptando medidas para
reforzar su mecanismo de disuasión nuclear en legítima defensa como
respuesta a la política de hostilidad extrema y amenazas nucleares
que aplican contra ella los Estados Unidos, país que más armas
nucleares posee en el mundo entero. Es de matones calificar esas
medidas de “amenaza para la paz y la seguridad internacionales”,
dado que, según ese razonamiento, el resto del mundo solo tiene dos
opciones: pasar a ser colonia de los Estados Unidos y actuar conforme
a sus intereses o convertirse en víctima de sus ataques.
Los
países que sacian abiertamente su ambición de mantener de forma
permanente la hegemonía nuclear llevando a cabo la mayoría de los
ensayos nucleares que tienen lugar en el mundo y lanzando misiles
balísticos intercontinentales cuando lo consideran oportuno están
aprobando “resoluciones sobre sanciones” ilegales y contrarias a
derecho para castigar a la República Popular Democrática de Corea
por desarrollar su fuerza nuclear en legítima defensa y le imponen
sanciones por su supuesta “violación” de las resoluciones. Se
trata del ejemplo de doble moral más injurioso que puede haber.
Independientemente
de lo que digan unos y otros, mientras los Estados Unidos sigan
aplicando su política de hostilidad y amenazas nucleares, la
República Popular Democrática de Corea nunca aceptará que su
mecanismo de disuasión nuclear forme parte de las negociaciones ni
se apartará un milímetro del camino que ha escogido para sí: el
desarrollo de su fuerza nuclear.
En
segundo lugar, dado que los Estados Unidos han manipulado al Consejo
de Seguridad y logrado que apruebe la “resolución sobre sanciones”
con el fin de aniquilar la soberanía y los derechos de la República
Popular Democrática de Corea a existir y forjar su desarrollo,
adoptaremos medidas con determinación para que se haga justicia,
como ya aclaramos.
Los
Estados Unidos actúan de forma absurda al recurrir a una anacrónica
campaña de sanciones y presiones contra la República Popular
Democrática de Corea, en lugar de reconocer nuestra situación
estratégica y prestar la debida atención a las numerosas
advertencias que les hemos hecho. Su conducta imprudente no hará
sino acelerar su propia extinción.
Mientras
los matones de los Estados Unidos no cejen en sus infames y abyectas
provocaciones, la República Popular Democrática de Corea seguirá
adoptando medidas cada vez más contundentes para que se haga
justicia, a fin de erradicar por completo la causa de las guerras y
los ataques, y no abandonará jamás esta lucha, que continuará
hasta el final.
En
tercer lugar, la República Popular Democrática de Corea hará que
los Estados Unidos paguen caros los abominables crímenes que están
cometiendo contra el Estado y la población.
En
el pasado, los Estados Unidos se enfrascaron en una trágica guerra
que sumió estas tierras en un mar de sangre y fuego y, siglo tras
siglo, no han escatimado esfuerzos para aniquilar la ideología y el
sistema de la República Popular Democrática de Corea. Están muy
equivocados si creen que su territorio es un lugar seguro por
encontrase al otro lado del océano.
Los países a los que los
Estados Unidos dieron las gracias por participar, en virtud de un
acuerdo secreto, en la presente conspiración para inventar la
abyecta “resolución sobre sanciones” contra la República
Popular Democrática de Corea tampoco podrán eludir la
responsabilidad que les incumbe por aumentar las tensiones en la
península de Corea y poner en peligro la paz y la seguridad de la
región.
Si
los Estados Unidos actúan de forma imprudente y se empeñan en
continuar con sus temerarios intentos para ahogar a la República
Popular Democrática de Corea, no dudaremos en recurrir a medidas
extremas.
La
República Popular Democrática de Corea se mantendrá firme en su
postura de actuar simultáneamente en dos frentes: será un defensor
perpetuo de la paz y avanzará hasta llegar al final del camino que
eligió como propio, sin apartarse de él ni un ápice.
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